
Una sociedad civil domesticada y servil es fundamental para el triunfo y la consolidación del socialismo. Los socialistas españoles nunca lo han ignorado y por eso siempre han colocado a los acólitos más incondicionales en puestos clave para el control de la sociedad. Una justicia dependiente es fundamental para que las tropelías perpetradas por poder el político queden impunes y unos medios de comunicación serviles son imprescindibles para ocultarlas.
El socialismo necesita a fiscales como Conde-Pumpido para aplicar su errática política antiterrorista y a gente como Maite Costa al frente de la Comisión Nacional de la Energía para que sea el Gobierno quien decida a quién se vende Endesa y no sus accionistas. Después de esta legislatura la credibilidad de instituciones como el Tribunal Constitucional o la CNE está bajo mínimos.
El socialismo no se conforma con controlar el ejecutivo, el legislativo y el judicial sino que aspira a ampliar su poder en los organismos regulatorios, y demás instituciones. Los venezolanos han sido testigos de cómo el poder estatal ha ido ampliando su dominio legislatura tras legislatura. Para que la gente vea como algo natural y saludable este poder omnímodo y para alimentar la desconfianza hacia la sociedad civil, el libre mercado y la globalización; el socialismo necesita implantar el adoctrinamiento infantil y ampliar su influencia sobre los medios. Los que hemos visto en qué se han convertido los medios de comunicación catalanes somos conscientes de hasta qué punto es grande el poder corruptor de las subvenciones, la publicidad institucional y las suscripciones públicas.
El socialismo es consciente de que la pluralidad informativa es mayor allí donde no es necesario una licencia pública para salir al mercado. Por eso se propone intervenir en Internet con la creación de una figura bautizada con el orwelliano nombre de Defensor del Internauta.
Los españoles nos vamos a enfrentar en breve a unas elecciones cuyo resultado es fundamental para nuestro futuro. O aprovechamos la oportunidad para derrotar al socialismo o tendremos que padecerlo durante otros cuatro años.
El socialismo necesita a fiscales como Conde-Pumpido para aplicar su errática política antiterrorista y a gente como Maite Costa al frente de la Comisión Nacional de la Energía para que sea el Gobierno quien decida a quién se vende Endesa y no sus accionistas. Después de esta legislatura la credibilidad de instituciones como el Tribunal Constitucional o la CNE está bajo mínimos.
El socialismo no se conforma con controlar el ejecutivo, el legislativo y el judicial sino que aspira a ampliar su poder en los organismos regulatorios, y demás instituciones. Los venezolanos han sido testigos de cómo el poder estatal ha ido ampliando su dominio legislatura tras legislatura. Para que la gente vea como algo natural y saludable este poder omnímodo y para alimentar la desconfianza hacia la sociedad civil, el libre mercado y la globalización; el socialismo necesita implantar el adoctrinamiento infantil y ampliar su influencia sobre los medios. Los que hemos visto en qué se han convertido los medios de comunicación catalanes somos conscientes de hasta qué punto es grande el poder corruptor de las subvenciones, la publicidad institucional y las suscripciones públicas.
El socialismo es consciente de que la pluralidad informativa es mayor allí donde no es necesario una licencia pública para salir al mercado. Por eso se propone intervenir en Internet con la creación de una figura bautizada con el orwelliano nombre de Defensor del Internauta.
Los españoles nos vamos a enfrentar en breve a unas elecciones cuyo resultado es fundamental para nuestro futuro. O aprovechamos la oportunidad para derrotar al socialismo o tendremos que padecerlo durante otros cuatro años.