viernes, 13 de julio de 2007

A quién benefician las regulaciones

Recientemente se ha conocido que el mexicano Carlos Slim ha desbancado a Bill Gates como hombre más rico del mundo. Su fortuna se estima en unos 68.000 millones de dólares. Al enterarme no he podido evitar acordarme de las palabras de George Stigler:

Los consumidores, especialmente los modestos, no tienen nada que ganar con la reglamentación de la economía, que destruye la eficiencia. La mayor parte de las regulaciones han sido introducidas a solicitud de los grupos de productores, el más importante de los cuales es la comunidad empresarial (...) Empresarios y ejecutivos integran la clase de elite de cualquier sociedad moderna, y su poder es tal que resulta imposible creer que haya podido darse una intervención pública tan amplia en la economía sin su consentimiento y, más aún, sin su complicidad (...) La comunidad empresarial obtiene hoy más favores públicos que los que nunca recibió en el pasado, de modo que los economistas honestos se enfrentan a un problema embarazoso cuando intentan trabajar en pro de una sociedad más libre y más liberal: la comunidad empresarial no desea liberarse de la intervención pública en absoluto.

¿ Por qué tenía tanto interés Slim en que ganara las elecciones el ultrapopulista López Obrador ? ¿ Porque quería ayudar a los pobres y creía que las propuestas autarquistas de López Obrador eran lo mejor para ellos ? ¿ O más bien porque esperaba que sus regulaciones y su rechazo al libre comercio fortaleciesen su posición de dominio en el mercado mexicano al obstaculizar la competencia exterior ?

Está claro que el consumidor no tiene nada que ganar con el proteccionismo. Los aranceles, ciertamente benefician a algunos sectores de la población, pero lo hacen a expensas de todos los demás. Adam Smith lo tenía muy claro hace más de dos siglos: En todos los países el interés de la inmensa mayoría de la población es y debe ser siempre comprar lo que necesite a quien venda más barato. El supuesto es tan evidente que esforzarnos en demostrarlo podría parecer ridículo; nunca habría sido puesto en duda si las interesadas falacias de mercaderes y fabricantes no hubieran perturbado el sentido común de la humanidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Así es, el socialismo beneficia a los ricos.

Quienes queremos emprender desde abajo estamos obligados a cumplir con tantas obligaciones que nos limita y hasta casi imposibilita la posibilidad de emprender.

Anónimo dijo...

los progres son tan inútiles que hacen leyes duras para aplicarsela a Mc Donalds, pero al hacerlo nos imponen esas mismas leyes a todos.

Pero no les importa, solo les importa ver que ahora Mc Donalds tiene que cumplir con el capricho progre, a pesar de que ellos mismos se están limitando sus propias posibilidades y la de la economía del país donde viven. Lo que les termina repercutiendo a ellos mismos.