domingo, 13 de septiembre de 2009

Ni jama ni libertad

Explica Carlos Rangel que el político argentino Domingo Sarmiento, en su obra Facundo, relata que entre 1835 y 1840 el dictador Rosas sistemáticamente hacía encarcelar sin causa especial a grupos de dos o trescientos ciudadanos escogidos más o menos al azar; y al soltarlos, dos o tres meses más tarde, un número parecido de personas los reemplazaba en las mazmorras. ¿Qué habían hecho? Nada, era simplemente pedagogía política caudillista. Se trataba de aterrorizar al personal. “Si no habiendo hecho nada me encarcelan, no quiero ni pensar qué me pasaría si hiciese algo ilegal”

En el año 2009 sigue habiendo dictaduras que encarcelan a personas inocentes simplemente por conveniencia política. Un caso muy reciente es el del cubano Pánfilo, que acaba de ser condenado a dos años de cárcel tras ser juzgado bajo el cargo de "peligrosidad predelictiva". O sea, antes de cometer delito alguno le meten a uno en la cárcel porque la “Justica” decreta que podría delinquir. Podría, por ejemplo, cometer el atroz delito de denunciar la desesperante falta de comida (jama) que sufren los cubanos, que es lo que hizo Pánfilo y es lo que le ha costado perder la libertad en esa isla gobernada por criminales donde la escasez de productos básicos es tan grande que la gente hace cola para comprar el Granma, no para leerlo sino para utilizarlo como papel higiénico. Por mucho que el Gobierno se empeñe en desviar el papel escaso para usos propagandísticos, la gente lo acaba utilizando para lo que realmente lo necesita. Es el mercado, negro o blanco, el que asigna los recursos del modo que satisfacen las más urgentes necesidades de los consumidores, y es el planificador central el que con sus mandatos coactivos descoordina y empobrece al asignar los recursos ineficientemente.

Mientras los cubanos tienen que padecer diariamente la escasez de comida y la ausencia de libertad, la inmensa mayoría de los medios españoles jamás llaman dictadores a los hermanos Castro y siguen abundando los artistas que alaban las bondades de la Revolución.


1 comentario:

Adam dijo...

Qué vergüenza el tratamiento de Castro por parte de los medios españoles.
Saludos.