sábado, 5 de septiembre de 2009

Un ministro antisistema

Ha sonado la hora del despotismo. Rubalcaba pretende que los legisladores tomen posesión de la omnipotencia. El Tribunal Constitucional no tiene más que dejarles hacer: “Lo que España no puede hacer es negar la decisión del Parlamento catalán


Sabíamos que un poder sin justicia conduce a la opresión y a la tiranía, y que una justicia sin poder nos lleva a la corrupción y a la impunidad. Pero ahora, con una sencilla frase, Rubalcaba se carga todo el equilibrio de poderes, la arquitectura institucional del Estado y la soberanía nacional. Pretende dotar a los parlamentarios de un poder sin límites, el sueño de los sátrapas en todas partes y en cualquier época. Podrían los parlamentarios vascos decretar la expulsión de los Rh- positivos, porque lo que España ni sus tribunales pueden hacer es negar la decisión del parlamento vasco. Podrían en Andalucía aprobar una legislación esclavizando a las mujeres rubias y despojando de todas sus propiedades a los hombres pelirrojos, porque nadie puede negar la decisión del parlamento andaluz, un parlamento democrático, elegido por el pueblo.

Para evitar estos atropellos se inventó hace tiempo la justicia constitucional. Quienes no entienden que los parlamentarios están sometidos al Estado de Derecho, ignoran todo sobre la naturaleza del estado democrático actual. Estábamos tan acostumbrados a escuchar a políticos nacionalistas deslegitimar al Tribunal Constitucional, que ahora no nos escandaliza que sea un peso pesado del gobierno quien lo haga.




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